A través

a través

de años,

de desencuentros, malentendidos,

de fantasmas, delirios

de demandas inconmensurables de amor,

de ausencias, de presencias,

de silencios,

de llantos, de alegrías,

de llamadas, de angustia

de entrenamientos, de carcajadas,

de salidas,

de recitales, de música, (¿recordas el primero? ¡cómo llovió!)

de mates y manzanilla,

de luces, de oscuridades

de opacidades, de claridades

de cervezas, de cumpleaños,

de trucos,

de perros y gatos,

de lluvias y paraguas,

de nimiedades, de libros,

de enigmas, de feminidad,

de plazas, de bares

de siestas, de sudor,

de calor, de sexo,

de chocolates en medianoche,

de té y tostadas, de yogurth,

de mirarte peinándote en el espejo,

de pelos mojados después de la ducha,

del olor a jazmín de tu pelo,

de codos secos, de uñas rotas,

de jazmines, de plantas secas

de olores a tierra húmeda,

de Odín, de Winka, de Tom

de mañanas frescas,

de caminatas,

de inviernos, de veranos,

de planes que nunca fueron,

de despertares,

de rodeos,

de lluvias,

de amaneceres transpirados,

de soles, de lunas

de piedras energéticas,

de tu inhibición de andar descalza,

del agua de la pileta en Enero,

de la vez que te contrataron en el trabajo,

de bicicletas y bosques,

de manos frías,

de aquella timidez inaugural,

de mirar la tele hasta quedarse dormidos,

de impasses, 

de veranos, de inviernos

de sueños

y, al fin, de un despertar

simplemente gracias